¿Comprar para sentirme bien y luego peor?

Como cada año, el Buen Fin hace su aparición como “la oportunidad perfecta” para encontrar descuentos irresistibles y darnos esos gustitos que tanto habíamos esperado. Vemos ofertas increíbles y parece no haber mejor momento para realizar esa compra. Nos emocionamos, nos sentimos empoderados, satisfechos y hasta eufóricos, pero, ¿qué pasa después?

 

Cómo nos mentimos

“Para eso trabajo”

“Si no aprovecho ahora, quizá no pueda después”

“Para eso es la tarjeta, ya lo voy pagando poco a poco”

“Me lo merezco”

 

Esas son algunas de las frases que nos decimos para justificar nuestras compras, muchas veces, compulsivas. Es fácil entender que comprar puede hacernos sentir bien -al menos en el momento-, porque esta actividad libera dopamina, un neurotransmisor que se activa cuando hacemos cosas que nos generan placer o satisfacción, y si a eso le sumamos la adrenalina de conseguir una “gran oferta”, la emoción se multiplica. Adquirir algo nuevo nos da una sensación de logro y control.

 

Arrepentimiento y ansiedad después de comprar

Después de toda esa excitación de la compra, la euforia empieza a disiparse. De repente esa bolsa con nuestras compras ya no brilla como al inicio, y la realidad nos golpea. El empoderamiento se va y la culpa y la ansiedad, incluso el arrepentimiento, nos invaden. Pensamos entonces que ese dinero gastado se pudo destinar para algo más esencial y esa deuda en la tarjeta de crédito empieza a preocuparnos.

 

Si compras, que sea consciente

Cuando utilizamos el acto de comprar como una forma de escapar de una emoción incómoda: estrés, tristeza o soledad, etc; esa sensación seguirá ahí, una vez que se haya ido el efecto de la dopamina. Por ello, es importante encontrar un equilibrio y practicar el consumo consciente. Aquí te comparto algunos consejos:

  1. Haz una lista previa de lo que realmente necesitas y fija un presupuesto.
  2. Cuestiona tus emociones: reflexiona sobre lo que compras.
  3. Evita sentir la presión del Buen Fin, recuerda que habrá más oportunidades.
  4. Practica el autocuidado buscando nuevas actividades que te ayuden a sentirte bien y no solo comprar.

 

Recuerda, el verdadero bienestar no está en las cosas que compramos, sino en cómo cuidamos de nuestras emociones, pensamientos y relaciones.

 

Porque te lo mereces, 

Carmen.

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